miércoles, 8 de julio de 2009

Animales Suicidas 1.

Charly Kafka dice: "Aquí nada es real. Podría decirse que es una broma, pero tampoco. Yo no me río con esta jaula, esta prisión, este circo para animales suicidas". La cámara enfoca su rostro, pero de su rostro se ve sólo un diamante del perfil izquierdo, por culpa de las sombras y de la capucha que lleva cubriendo medio cráneo. Charly es calvo. Su cabeza tatuada y sus ojos enteramente blancos, ciegos, parecieran querer decirnos algo sobre la noche que pende sobre ellos dos, sobre él y sobre Mahäki Sartori. "Aquí no hacemos nada. Quiero decir que nos dedicamos a respirar y a sufrir los embates de nuestro pulso cardíaco. Nadie sabe lo que le hace el corazón a un ser consciente de la nada. Mira alrededor tuyo, todo este vacío es una ofensa para nuestra velocidad inherente. Y ella, nuestra velocidad, lo reconoce y hierve de rabia". El pequeño Sartori no sabe qué responder, así que hace una mueca de asentimiento y procede a prender un apurado cigarrillo. "Hemos de escapar. Un día de estos, salir, fugarnos. Tomar una de las motos que dejan sin llave, tú sabes cómo hacer funcionar esas mierdas. Paramos un par y nos largamos de aquí. Yo sé dónde pueden refugiar a unos parias como nosotros. Yo sé que como mercenarios lo haremos bien, podremos trabajar de ahí en adelante, cobraremos por misiones, y lo que sea que debamos llevar a cabo... qué importa, nunca nos faltará pan".

- Ni espacio.

"¡Bendito espacio, Mahäki! ¡Nada nos faltará!".

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