sábado, 11 de julio de 2009

Rabia de la pesadilla 2.

Lo que ocurre en el sueño, o lo que alcanzo a ver que ocurre (bien se sabe que no sólo la conciencia, sino también lo que se alcance a presenciar del sueño, que en algún lugar se desarrolla, se extiende en un alcance relativo), es que una flor crece alta en un barranco, se lanza del barranco, cae y se trata de afirmar, pero es pisoteada y sigue siendo pisoteada por infinitud de entidades, a medida que el sueño avanza y la violencia comienza a despertarme.

Minutos después, con el corazón saliéndoseme, tomo una micro y en ella soy empujado por una vieja nana. Tras ella me bajo yo, le toco el hombro, y al darse vuelta le aforro una patada en la cara, y le sigo rompiendo la cara a pesar de que, en su súplica, me hable de conciencia, de humanidad, de compasión...

Continúo por la calle (el destino al que me llevaba la micro es borroso) y entro a una iglesia. No es muy concurrida, como cualquier convento un lunes por la mañana, pero igualmente hay un Cura, al cual me acerco para confesarle lo que le haré, Dios se compadezca...

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